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A la luz de las
velas de una cena de amor,
yo leía el diario de mi corazón,
pero un golpe de
viento me las apagó
y en la espesa
negrura él se quedó
masticando amarguras
en las noches
oscuras de la eterna razón…
Ahora busca la luz a
tientas y a ciegas,
y entre aciertos y
errores de cal y de arena,
recordando el amor a
la luz de las velas,
le pide a Prometeo
que le alumbre la cena…
Impersonem