Las suelas de mis zapatos
apenas si dejan huella
en estas sendas que piso...
peso poco y cuento menos,
al no reptar no prolongo
el rastro de mi pellejo...
y cuando vuelo yo tengo
que echarle mucho coraje,
pues al planear yo veo
lo arriesgado del viaje...
y así la vida entretengo
recorriendo los parajes
por donde pasa la vida...
entre prisas y despacios,
entre fuerzas y cansancios,
entre hilos y dedales,
entre bienes y entre males,
con mi pan y con mi vino,
voy hurgando en mi destino,
voy proponiendo ideales,
voy andando mi camino,
y voy buscando horizontes
que yo en mis sueños ya he visto...
Las suelas de mis zapatos
apenas si dejan huella,
pero el corazón que tengo
se va dejando la vida
en cada paso que entrega
a ese afán de los días
que es andar
mientras se pueda.
Impersonem.
Las huellas si perduran dejan huella
ResponderEliminarCada cual tiene sus huellas y ahí se quedan según se hace camino... y el tiempo verá cómo las administra a merced de los elementos...
EliminarAbrazo.
Perdura el ahínco que uno coloca en cada nueva misión de vivir la vida. Lo demás no tiene importancia y podemos cambiar de ideas, pero el empeño y el amor que depositamos nos llena de alegría y esa alegría se recuerda, porque la emoción es lo que vale. Un gran poema, besos!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarSupongo que lo que perdura son los efectos (mejor los afectos) de cada uno de nuestros pasos... y el viento y el tiempo respetarán o borrarán según la ley de cusa-efecto.
EliminarBesos.
No hay huella más profunda que la que deja un corazón noble, si además es generoso y sincero, imborrable. No importa si pesa mucho o poco quien lo porta, si vuela o planea. No importa entre lo que se moviera o hacia donde, son tan excepcionales que se hacen inolvidables.
ResponderEliminarPrecioso! mil gracias y muchos besos INPERSONEM
Creo que sí, que la huella más profunda es la del AMOR en mayúsculas, la que marca la entrega sin condiciones. Cada paso tiene su marca y en cada camino muchos pies buscan su destino... y creo que es mejor dejar nuestra huella para los demás que sobre los demás...
EliminarGracias a ti.
Besos.
Todos deberíamos ser conscientes de lo insignificantes que somos y la liviana huella que dejamos en el camino. Lo importante, pienso, es vivir de acuerdo a nuestros principios y perjudicar lo menos posible a los que se crucen en nuestro camino.
ResponderEliminarUn beso, Impers.
Sí, somos insignificantes dentro de esta masa que se extiende en todas las direcciones... pero podemos elegir caminar por la superficio o profundizar hasta los tuétanos de cada cosa... tal vez nuestras huellas las borre el viento según levantamos el pie... pero la huella interna que nuestros actos dejan en nosotros es lo que cuenta...
EliminarEstoy de acuerdo contigo en todo lo que dices, sobre todo en tu segunda frase.
Besos.
Mi corazón últimamente está muy revoltoso.
ResponderEliminarNo quiere caminar los días, dice que se aburre mucho y que es muy feo todo lo que hay.
Saludos.
Bueno, seguramente tiene razón, pero para cambiar el decorado y el guión hay que ponerse manos a la obra...
EliminarSaludos.
Qué razón tienes, amigo. Me encanta mirar las huellas de la gente que camina por la playa, pero viene la ola, y desaparecen. En cambio, los recuerdos de la gente que anidó en nuestro corazón, son muy difíciles de borrar. Me encantó tu poema. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias. La impronta que la gente que nos importa deja en nuestra memoria y en nuestra retina son indelebles en condiciones normales.
EliminarBesos.
Gracias Impersonem por dejar tu huella, hay pisadas que nunca son indiferentes, se necesitan.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias a ti Soledad por coincidir en el camino y ser tan amable conmigo.
EliminarUn abrazo.
Hermosa poesia. Hay pisadas que pesan y por eso dejan huellas.
ResponderEliminar:)
Gracias. Supongo que sí.
EliminarBesos.
En cada paso que damos vamos dejando nuestras huellas, aunque a veces, creamos se han borrado, seguro que queda rastro de nuestro caminar, o por lo menos es lo que quiero creer.
ResponderEliminarUn beso.
ResponderEliminarSeguro que sí, que queda el rastro de nuestro caminar, externo o interno, pues, lo queramos o no, conscientemente o inconscientemente, cada paso se transforma en experiencia...
Besos.
Los buenos versos tambièn dejan huella... Y los tuyos lo son.
ResponderEliminarAbrazo
Gracias Luis Antonio, me había dejado este comentario tuyo sin contestar... me siento halagado por tus palabras, pues eres un maestro para mí... en tu blog aprendo mucho cada vez que voy...
ResponderEliminarAbrazo.