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Hay poemas encendidos
que arden en el alma del
poeta,
humo de esencia volátil
y de utopía incierta.
Hay razones que vuelan
por el firmamento.
Hay poemas enterrados,
eternamente, en cementerios.
Hay cánticos callados
que no se dicen,
razones que, fecundas,
mueren sin parto.
Hay lugares inhóspitos
llenos de sombras;
manías fácticas
llenas de sangre.
Hay un hoy y un ayer
dentro de una eternidad.
Impersonem.