El alquimista en busca de la piedra filosofal.
Joseph Wright, 1771 (Museo de Derby).
En esta vida de corte y
confección sobran patrones
y faltan
reflexiones. (Imper..)
Filosofan
las piedras
sobre
ser o no ser,
sobre
estar o no estar,
sobre
el eterno principio,
sobre
el inevitable final,
de
entre ellas una
dice
conocer
cómo
darle brillo
al
oscuro metal,
y
también hay otra
que
mira hacia arriba
hacia
abajo
y
hacia los lados
que
a derecha e izquierda están,
y
aunque nada comenta
llama
la atención
su
forma angular;
y
hay otras que tienen señales,
tatuajes
y claves
de
la humanidad...
El
que tenga un momento
que
se pare a pensar
por
qué llora la gente
y
no puede más,
y
si quiere saber y saber y saber
que
le quite la mierda al cristal,
pues
lo que es mentira es mentira
y
lo que es verdad es verdad,
y
levante algunas alfombras del poder
y
se ponga a limpiar y a limpiar...
y
después que descanse
y
escuche a las piedras hablar...
Filosofan
las piedras
sobre
el aquí y el ahora
y
se sienten fatal...
porque
no es oscuro el metal
sino
vil por demás...
y
porque en el ángulo clave
de
este gran edificio
el
avaro arquitecto,
que
falsea los planos,
solo
ha puesto un ladrillo
de
mala calidad...
Filosofan
las piedras
mientras
los seres humanos
agonizan
en soledad...
con
la venda en los ojos
y
en la espalda un puñal...
(que
cada cual imagine
la
mano traidora
que
estaba detrás...)
Impersonem.
imagen de Wikipedia
En esta vida oscura
donde yo la tengo clara
no sé si el todo es mucho
o una parte de la nada,
pero he logrado saber
que entre el día y la noche
y entre la noche y el día
cabe una larga jornada;
y he visto a la libertad
metidita en una jaula,
la vigila un centinela
con la escopeta cargada
por si se quiere escapar
meterle una mala bala,
y es que todo lo han tasado
en moneda especulada:
“tanto tienes tanto vales”
es el precio de mercado
y el que quiera tener vida
ha de asegurar el pago,
de nada sirven las lágrimas
por más que se escuche el llanto,
de nada sirve el grito
dirigido hacia lo alto,
es el brillo del dinero
el que oscurece el lamento
y las armas del poder
las que nos matan de miedo
cuando por imperativo legal
se nos impone su credo...
A Dios pido que rescate
a la vida de estas garras
que feroces nos devoran
y nunca tienen bastante,
y es que ha llegado el momento,
y es que ha llegado el instante,
de que la bestia y la gente
logren cambiar de talante,
y que un talento sin tacha
nos empuje hacia adelante
librando a la madre Tierra
de guerras, pestes y hambre
y de las falsas monedas
que provocan tales males.
Impersonem