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A la luz de las
velas de una cena de amor,
yo leía el diario de mi corazón,
pero un golpe de
viento me las apagó
y en la espesa
negrura él se quedó
masticando amarguras
en las noches
oscuras de la eterna razón…
Ahora busca la luz a
tientas y a ciegas,
y entre aciertos y
errores de cal y de arena,
recordando el amor a
la luz de las velas,
le pide a Prometeo
que le alumbre la cena…
Impersonem
Vuelves con dos bellos poemas que compensan la espera.
ResponderEliminarFeliz abril,con un gran abrazo
Gracias Soco. Siento no poder corresponder tan amenudo como me gustaría a las visitas... ando y no ando... Te visito pronto...
EliminarAbrazo
Seguro, no lo dudes, que Prometeo escucha tus ruegos...
ResponderEliminarUn placer volver a saber de ti, estimado Impersonem
Un abrazo
¡Qué así sea pues!
EliminarUn placer conversar denuevo contigo... siento no estar correspondiendo las visitas como me gustaría, pero a veces se cruzan las cosas y se enredan las circunstancias...
Abrazo
Llegará de nuevo, con el plato puesto
ResponderEliminarNoe, aunque pueda parecerlo, este poema no va de amor en sí mismo, tiene que ver con la razón y sus circunstancias...
EliminarAbrazo
Si Prometeo te ayuda, que no se enteren los dioses...
ResponderEliminar¡Ya veremos si podemos ocultarlo! nos jugamos él el hígado y yo la "vista"!
EliminarAbrazo
El poema es muy bueno.
ResponderEliminarDuro, sobrecogedor pero muy bueno.
Saludos.
Gracias Tor...
EliminarComo le decía a Noe, el poema no va de amor... tiene que ver más con la razón y sus circunstancias...
Abrazo