Se aproxima la traición
en silencio, por la espalda;
un puñal lleva en la boca
y en la cintura una espada.
Su corazón es de piedra
y su alma de hojalata;
su mano está ensangrentada
y es como garra de fiera.
Piensa con nocturnidad
y actúa con alevosía;
si te muestra cortesía
es pa’ poderte alcanzar.
Amante de la oscuridad,
detesta la luz del día;
para ella la claridad
es su peor enemiga.
Virtuosa del disfraz,
es difícil detectarla;
para poder evitarla,
es preciso ser sagaz.
Tantas veces me ha alcanzado,
por tonto y por confiado,
que tengo la espalda abierta
y el corazón traspasado.
Aun así, sigue latiendo
y yo aún sigo andando…
y mientras, voy aprendiendo
cómo actúa el ser humano.
Impersonem.
Hwrmoso poema a la luna.
ResponderEliminarMe gusta.
Un abrazo.
¿A la Luna? Bueno... no sé que decir...
EliminarAbrazo
Te ruego disculparme. Nada tiene que ver la luna con la traición. Hice un comentario inaudito, entendí otra cosa y tratar de explicarlo, enredaría en vez de aclarar. Lo único propicio y preciso es decirte ¡Perdón!
EliminarUn abrazo muy grande.
No te preocupes, Sara, a mí también me ha pasado alguna vez... no tiene importancia.
EliminarGracias por venir y por comentar; y no hay nada que perdonar...
Abrazo inmenso.
Qué impresionantes letras! Poderosas de verdad, como lo es la traición, que nos cala tan hondo, y que tanto cuesta sanar, si es que la sanamos totalmente alguna vez.
ResponderEliminarExcelentes versos, un abrazo.
Paty
Gracias, Paty. Sí, la traición cala hondo, por lo que el daño que produce es profundo y difícil de sanar, como muy bien dices.
EliminarGracias por tu comentario. Abrazo
Sentir en carne propia el poder de la traición es un horror.
ResponderEliminarTe dejo un abrazo
Sí, Malquerida, un horror que a veces le deja a uno desconcertado y, sobre todo, muy dolorido...
EliminarPero es lo que hay, y cuando nos alcanza hay que gestionarlo de la mejor manera.
Abrazo
Me has despertado recuerdos dormidos que duelen.
ResponderEliminarPor cosas como las que has escrito me escapé volando hacia el aislamiento protector.
Y ahí sigo.
Saludos.
¡Vaya!, Toro, hubiera preferido no despertar esos recuerdos y evitarte el dolor. ¡Lo siento!
EliminarYo sigo siendo muy confiado... no sé si por bueno o por tonto... pero soy así, aunque voy tomando más cautelas...
Tenemos que seguir cada cual como mejor creamos en función de lo que hayamos aprendido de nuestras experiencias...
Abrazo
ResponderEliminar"Vituosa del disfraz
es difícil alcanzarla.
Para poder evitarla,
es preciso ser sagaz"...
Me quedo con esta hermosa redondilla. Ojalá, pueda cumplirse. Abrazo, Imper.
Soco, yo creo que soy más tonto que sagaz, pero bueno, voy aprendiendo un poquito a base de recibir "bofetadas" de todas partes...
EliminarCreo que aún puedo aguantar algunas más, aunque intentaré evitarlas...
Abrazo
el día a día
ResponderEliminarsaludos
El día a día nos enseña lo que dan de sí 24 horas, y en ellas, a veces, se infiltra la traición para apuñalar confianzas... Este mundo es así de cainita... y en cada traición subyace una lección...
EliminarAbrazo
El mejor castigo al traidor es seguir adelante. Que no lo disfrute.
ResponderEliminarEso creo yo también, Pedro, seguir adelante y, algunas veces, o muchas, ignorando al traidor...
EliminarAbrazo
¿se aprende por completo alguna vez?
ResponderEliminarA mi no dejan de sorprenderme (y no siempre para bien)
Un abrazo y hasta la vuelta.
Creo que no, Laura, sacamos lecciones, pero quienes tienen la condición de confiados en su ADN tienen muchas papeletas de sufrir nuevas traiciones...
EliminarAbrazo
en silencio disfruto tus poemas
ResponderEliminarEl silencio es un buen compañero de lectura. Gracias.
EliminarAbrazo
El ser humano tiene cosas buenas, y tal vez malas también.
ResponderEliminarUn abrazo.
En términos generales sí, Amapola, pero en términos particulares hay algunos seres humanos con habilidades "extraordinarias" para hacer el mal y para hacer daño... Y a mí la traición me hace mucho daño, más si es de alguien que no la espero...
EliminarAbrazo
Quizás me falle mi memoria, pero no recuerdo traiciones de tal envergadura...Lo digo con la boca pequeña.
ResponderEliminarPues me alegro mucho, Luis Antonio, de que te hayas librado de tan dolorosa experiencia... Yo llevo unas cuantas encima y convivo con ellas como puedo...
EliminarAbrazo
Me has traído algunos recuerdos que me dolieron, en la vida no se acaba de aprender , por lo general. En una entrada que impacta y didáctica también. Al traidor, dejarlo atrás pero con la lección aprendida, tiene eso de positivo.
ResponderEliminarInteresante entrada.
Amistosamente.
Quien más quien menos ha tenido momentos de esos en los que la traición o la decepción le han abierto los ojos, no sin dolor. El carácter de cada cual juega un papel importante en esto, algunos somos muy confiados y no aprendemos...
EliminarYo la traición la llevo mal... porque suelen propiciarla algunas personas en las que más confianza has puesto...
Abrazo
Probablemente los más confiados acabamos haciéndonos más sagaces a fuerza de palos. La vida es una maestra excelente si somos capaces de sobreponernos al dolor y ver el descalabro como una oportunidad de aprendizaje.
ResponderEliminarSobre la oscuridad y lo que en ella habita, pienso que es algo inherente a la vida en este mundo de contrastes. Y de nuevo a base de golpes, en la oscuridad propia y ajena, acabas comprendiendo y sabiendo por dónde vas. Por muy odiosa que nos resulte, la oscuridad esta ahí para enseñarnos algo.
Esta poesía es muy interesante, conmueve y alienta a la vez. Saludos.
Yo no sé si soy confiado o ingenuo; mi tendencia es a pensar que todo el mundo es bueno, de entrada, y me llevo unas decepciones que pa qué...
EliminarLa vida es maestra porque enseña a base de experiencia y, como dicen, es la madre de la ciencia...
Sí, tienes razón, esta vida transita entre la luz y la oscuridad; y tal vez nuestra misión "sea iluminar las mayores zonas oscuras que podamos", no lo sé, pero se me ha ocurrido ahora al hilo del libro de Raúl Ruiz (El niño de las pinturas) titulado: "El mundo está oscuro, ilumina tu parte"...
Gracias Ana.
Abrazo.