Colón desembarca en Guanahaní.
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No sé si escuchando el mar en una caracola
...el inquisidor.
"El individuo ha luchado siempre para no ser absorbido por la tribu. Si lo intentas, a menudo estarás solo, y a veces asustado. Pero ningún precio es demasiado alto por el privilegio de ser uno mismo" (Nietzche) "Los únicos interesados en cambiar el mundo son los pesimistas, porque los optimistas están encantados con lo que hay" (Saramago) "La vida es muy peligrosa. No por las personas que hacen el mal, sino por los que se sientan a ver lo que pasa" (Einstein)
De Debucourt, Philibert Louis - Bibliothèque nationale de France,
Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=276075
Hace tiempo quemé el
calendario.
Los relojes los tengo
olvidados.
Mido el tiempo en pasos andados;
en pasos perdidos, en pasos
ganados.
Del pasado, del presente y del futuro,
sólo sé el nombre que les
hemos dado,
pero nunca he logrado saber
dónde y cómo están situados.
Como náufrago en el mar de las
dudas,
agarrado a preguntas que en el
aire flotan,
resiste mi nado de humano avisado;
y de tanto nadar y nadar y
nadar
mi yo tiene escamas y se ha
vuelto salado.
Y después de soñar todo esto,
ha sonado el despertador
y, como ser humano que soy,
los zapatos me he puesto;
y, entregado a los tiempos
que el reloj me señala,
me he hecho:
pasado, presente y futuro
en tres movimientos.
Impersonem.
Imagen de Wikipedia.
Hoy he vuelto de dar vueltas
al lugar donde empecé
para volver a empezar.
En las vueltas que yo he dado,
aprendí que no hay destinos
donde esté toda la verdad,
pero hay muchos caminos
que, si sabes elegirlos,
te la ayudan a buscar
y, aunque nunca la encuentres,
lo importante es caminar;
y si alguna vez te pierdes
por un camino infernal,
dar la vuelta ayuda a veces
para, de nuevo, comenzar.
La verdad se manifiesta
en formas muy variadas
y en paisajes diferentes:
en el canto de los pájaros;
en las flores de los campos;
en el viento que nos roza;
en la lluvia que nos moja;
en el juego de los niños;
en pensamientos profundos
que se escapan de las manos;
en el agua de las fuentes;
en los ríos principales
y en los ríos afluentes;
en el agua de los mares
y en otros muchos lugares
que me dejo en el tintero;
pero son bien conocidos
para el sabio muy andado,
al igual que lo serán
para el lego aventurero.
Impersonem.
Imagen: By Meister des Codex Manesse (Grundstockmaler) - http://digi.ub.uni-heidelberg.de/diglit/cpg848/0099,
Domini públic, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=72669
Voy de derrota en derrota
con mis profundas heridas;
yo no tengo siete vidas
y mi lanza está muy rota.
No me daré por caído,
aunque la sangre me brota;
mientras me quede una gota
seguiré siendo el que he sido.
Noto mis fuerzas mermadas.
Si algo me sobra, son dudas.
Mis experiencias son crudas
y a mí me gustan guisadas.
Valga la broma anterior
para restar drama al drama;
he perdido ya la trama
de este poema de honor.
No sé si es épica o lírica
lo que acabo de versar;
aunque voy a confesar
que la batalla es onírica.
Mas las heridas son ciertas
y no paran de sangrar;
cada día, al despertar,
las veo que están abiertas.
¿Cómo las puedo cerrar?
me pregunto con temor,
y me responde el amor
que perdonar es ganar.
Hoy, de la duda a la duda
voy pensativo y cansado,
porque en el camino andado
mi alma se quedó desnuda.
Voy de misterio en misterio
interrogando a la vida
y, además de la comida,
busco el alto magisterio.
Miro arriba y miro abajo
buscando a ver qué encuentro,
pero, ni fuera ni dentro,
he encontrado un buen atajo.
Y si en la derrota vivo
con mi lanza destrozada,
aún me queda alguna azada
pa dedicarme al cultivo.
Y por ser como he querido,
he tenido que luchar
y, aunque no pueda ganar,
yo no me doy por vencido.
Impersonem.
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He de empezar por el mero,
porque rima con primero.
Antes de que se me escape,
en segundo lugar, cito al
rape.
Y ya metidos en el barro,
sea el tercero el chicharro.
Mejor que al horno o frito,
quiero libre al cuarto, por bonito.
Ni por mucho ni por nada,
en el quinto la dorada.
Dicho a puro pulmón,
en el sexto va el salmón.
Y, ya metidos en harina,
excluyendo el rebozado,
concluyo con la sardina
y ahí lo dejo explicado.
Impersonem.
Yo soy un hombre de campo,
de terruño de labor,
y sé que las amapolas
tienen hermoso color,
pero le hacen daño al trigo,
le secan el corazón
mermando cosecha y vida
del humilde labrador.
Lo aprendí yo de pequeño,
mi padre me lo enseñó,
y en mi memoria lo tengo
guardado como lección.
Yo soy un hombre de campo,
de terruño de labor;
he madrugado en verano
y he visto salir el Sol;
sé cómo canta la alondra
en los días de calor;
he visto correr al zorro
huyendo del cazador
y me he puesto de su parte
dejándole refugiarse
en su escarbada guarida,
salvando él su vida
y llevándome yo un “sermón”.
Yo soy un hombre de campo,
de terruño de labor;
he trillado paja y grano
para después aparvarlos
y, sometiéndolos al viento
de las aspas de una máquina,
he logrado separarlos;
he vendimiado las viñas
y las uvas he cargado
en talegas de mimbre
sobre mi hombro de humano
para verterlas en cestos
tejidos por hábiles manos,
siendo de mimbre también
por ser material muy sano;
los he cargado en mi espalda
y al lagar los he llevado
para vaciar en él
el fruto en ellos portado;
y ya en el lagar las uvas,
y después de ser pisadas,
su sangre es guardada en cubas
donde se obra el milagro
de que el mosto se haga vino
después de haber fermentado;
y siendo vino ha llegado
a ser bebida apreciada
para acompañar comida
y celebrar alegrías,
aunque a veces en su exceso
también causa averías.
Yo soy un hombre de campo,
de terruño de labor;
de llanura castellana;
de calles de lluvia y barro
con charcos que en invierno
hacían de agua carámbano;
de zahúmo de lata y alambre,
con brasas de paja y palo,
para dar calor de pueblo
a inviernos en pandilla
con meriendas de ilusión
compartiendo espacio y sueños
en ágil conversación;
de aro de chapa y guía
que rodaba con tracción
del brazo que lo empujaba
mientras las piernas corrían
cuesta arriba y cuesta abajo
sin costarles ni un sudor;
de veranos de acera y fresco
escuchando a la experiencia
que en historias nos contaba
alguna gente mayor…;
y de muchas otras cosas
que mi memoria almacena;
cosas de campo y terruño;
cosas de campo labriego
donde el destino y sus dados
quisieron que yo naciera,
y también que yo creciera,
siendo testigo del hecho
de que, entre sembrado y barbecho,
en el terruño nombrado,
la vida se hace milagro
hasta que la muerte llega
y doblando las campanas
se nos entrega a la tierra;
y después se hace memoria
en los que aquí quedan.
Yo soy un hombre de campo,
de terruño de labor,
y sé que las amapolas
tienen hermoso color;
son rojas como la sangre
que circula por mis venas
y mueve mi corazón
de terruño y sementera
que soporta los otoños
y ama las primaveras.
Impersonem.
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El Sueño, de Pierre-Cécile Puvis
de Chavannes.
Cuando me pierdo buscándome
descubro nuevos paisajes y nuevos caminos.
(Imper.)
en mitad del olvido;
allí siguen perdidos
y no vuelven conmigo.
Me despierto sin ellos
y sin ellos yo vivo;
y si no vuelven pronto,
yo seré el perdido.
Impersonem.
Imagen de Wikipedia
Diles, diles a los dioses
que la vida se ha puesto difícil;
que la usura cotiza en bolsa;
que la mierda nos gana el
terreno;
que la lluvia se ha vuelto muy
ácida;
que tenemos suficiente veneno
de cosecha y de granja
para dar de comer y beber a
los cuerpos.
Diles, diles a los dioses
que esta bípeda especie,
productora de estiércol, gases
y armas,
hace tiempo que ha herido de
muerte
el cuerpo de la madre Tierra;
el vientre de la Pachamama;
el alma de Gaia.
Diles, diles a los dioses
que el plástico desechado
está ahogando los mares;
que la vida marina
está siendo enredada
por redes de arrastre
acercándose, cada día,
a un anunciado desastre.
Diles, diles a los dioses
que, entre hambre, epidemias y guerras,
el futuro es un gran dilema
para toda la humanidad;
un grave problema
que, si no se resuelve,
tendrá un final fatal.
Diles, diles a los dioses
estas cosas y otras más…
Y si tienen un buen día,
y te quieren escuchar,
tal vez logren arreglar
todo lo que ha roto
nuestro humano transitar.
Impersonem.